GRUPO BAMBU

3/6/17

“Tanto si piensas que puedes, como si piensas que no puedes, estás en lo cierto”

“Tanto si piensas que puedes, como si piensas que no puedes, estás en lo cierto”  Henry Ford

No nos engañemos, la decisión de emprender no es tarea fácil pero… ¿realmente somos conscientes de que en muchas ocasiones nosotros mismos nos “boicoteamos” emocionalmente en esa toma de decisiones?
“La “cosa” está muy mal… No se quién me va comprar mi producto/servicio… No tengo experiencia… Necesito mucho dinero para emprender… Es difícil emprender en estos momentos… “
Es posible que algunas de estas expresiones resuenen en nuestro entorno, incluso que alguna de ellas haya formado parte de nuestro vocabulario en alguna ocasión.
Al final, se convierten en motivos y/o excusas que “nos” ponemos para justificar la situación que vivimos y con el tiempo, lo que ocurre es que empiezan a formar parte de nuestra manera de pensar y sostienen nuestros comportamientos configurando nuestro sistema de creencias.
Las creencias, son las ideas que tenemos sobre el mundo, sobre nosotros, sobre el futuro y que terminan creando un montón de suposiciones en nuestra cabeza que condicionan nuestra actitud y en definitiva, las decisiones que tomamos.
Y… ¿cómo influyen las creencias a la hora de emprender?
Las creencias en el emprendimiento no están ahí por casualidad, forman parte de las experiencias y aprendizaje que hemos tenido a lo largo de nuestra trayectoria personal o profesional, así como de las experiencias y aprendizajes que nuestro entorno nos traslada y que, en ocasiones, adoptamos para nosotros como ciertas.
Estos pensamientos pueden ser aceleradores o frenos en la toma de decisiones para emprender. Una creencia positiva se puede convertir en un pensamiento potenciador con resultados extraordinarios. Una creencia negativa puede convertirse en un verdadero obstáculo a la hora de poner en marcha nuevas acciones para lanzarme a la aventura del emprendedurismo.
La buena noticia es que esas creencias negativas que nos limitan a conseguir nuestros objetivos profesionales se pueden transformar en potenciadoras en el momento en que somos conscientes de qué diálogo tengo conmigo mismo a la hora de ponerme en acción y como actúo en base a lo que me estoy diciendo.
No es fácil debido a que muchas veces los pensamientos que nos trasladan las creencias son automáticos y casi impredecibles, sin embargo es fundamental empezar a escucharnos y permitirnos analizar qué impacto están teniendo esas palabras en mis acciones.
Ser conscientes es la base del cambio de creencias.
Y cuando ya me empiezo a dar cuenta de esos mensajes… ¿qué puedo hacer?
Hay muchas pequeñas acciones por las que podemos empezar:
_ Cambiar el lenguaje, escribir parte de ese dialogo que tengo conmigo mismo y “darle la vuelta” para que al decírmelo me motive a iniciar otras acciones diferentes de lo que he hecho hasta el momento.
Por ejemplo: En vez de decir “No tengo la experiencia suficiente”, repítete cada día “Cuento con los recursos necesarios para empezar y también con la energía para aprender nuevas herramientas”. En vez de pensar o decirte “No lo voy a poder hacer” cámbialo por “Si que puedo hacerlo” o “Con esfuerzo y constancia lo conseguiré! “.
Se trata de alimentar a tu cerebro de esas frases que te van a empujar a conseguir lo que quieres. Esto no deja de ser una toma de conciencia, como ya hemos comentado antes, de lo que nos decimos con el fin de empezar a crear unos pensamientos diferentes, que me generen emociones diferentes y que me lleven a la acción.
_ Trabajar en el autoconocimiento, valorar tus recursos, tus capacidades, tus logros… ya que conocer tus aptitudes te ayudará a ganar seguridad y a afrontar tus comienzos desde el empoderamiento y la positividad.
Una herramienta sencilla para empezar a trabajar el autoconocimiento podría ser hacer un listado de qué cosas que se me da bien hacer y otro de las cosas que considero que puedo y quiero mejorar. Una vez tenga los listados y con el fin de poner en acción pequeños pasos para la mejora y la evolución personal y profesional, de cada una de las cosas que haya puesto en la primera lista (lo se me dan bien), escribiré una acción concreta para potenciarla y darle visibilidad y de la segunda lista (cosas a mejorar) lo mismo pero marcando acciones que me van a llevar a corregir esas pequeñas debilidades que tengo.
No es necesario que pongas en acción todas esos pasos que hayas escrito, elige uno de cada listado y empieza a trabajarlo diariamente hasta que se convierta en un hábito y forme parte de tu día a día de manera natural.
Que no se te olvide que los pequeños pasos son los que nos llevan a conseguir grandes resultados.  
_ Hacer un listado de contactos, de personas que pueden ayudarme en este proceso (y pedir ayuda), de posibles clientes potenciales para comprobar hasta cuántas personas puedes llevar lo que ofreces inicialmente (independientemente de que luego puedan serlo o no), ir a eventos donde se pueda practicar networking con el fin de obtener un feedback de tu propuesta de valor, investigar sobre cosas diferentes a lo que he hecho hasta ahora, leer y seguir formándome (hay miles de recursos gratuitos para empezar a conocer nuevas herramientas y fórmulas para emprender), poner imágenes en una cartulina de las cosas que me gustaría tener y conseguir, cerrar los ojos y empezar a verme en ese trabajo soñado…
Existen infinidad de pequeños pasos que se pueden dar para cambiar las creencias limitantes por potenciadoras, lo que es indudable es que el primero que tenemos que poner en acción es querer hacerlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario