GRUPO BAMBU

11/6/17

PNL el secreto del éxito

¿Quien más está harto de no tener tiempo para nada?

¿Quien más está harto de no tener tiempo para nada?

3 Italianos me han ayudado tener más tiempo libre y recuperar mi vida




Cuando comencé a trabajar desde mi casa me dí cuenta de que no todo es color de rosa. Trabajar para uno mismo puede resultar ser un arma de doble filo. Todo aquel que trabaja de manera freelance sabe de lo que le hablo. 


En mi caso he llegado a la siguiente conclusión:
  1. Lo mejor de tener tu propio negocio es no tener jefe.
  2. Lo peor de tener tu propio negocio es no tener jefe.
Al comienzo, mi falta de disciplina era tal que hasta llegué a extrañar no tener un jefe que me marque lo que hacer y para cuando.




Pero no lo vamos a negar…

 … el 80% de los jefes terminan siendo seres de repudio, y por eso es que hago este artículo, para ayudarte a poder algún día salir de esa relación de dependencia que corta la creatividad y amarga hasta el más alegres. 

En este post les cuento como 3 Italianos cuyos apellidos comienzan con P, me han ayudado a ser más productivo, tener más tiempo libre para ir a surfear y recuperar mi vida.

Gracias a esto he logrado cumplir la meta personal de publicar 365 artículos en 365 días.





1. La regla de Paretto o regla del 80/20


La regla de Paretto dice que el 80% de nuestros resultados van a venir del 20% de lo que hacemos. 

www.clickdo.co.uk



Por ejemplo,
En este video les explico más en detalle como aplico la regla, pueden ingresar aquí para verlo en mayor tamaño.



2. La regla de Parkinson


La ley de Parkinson sostiene que los trabajos o tareas tienen la capacidad de expandirse o contraerse hasta consumir el tiempo disponible para esa tarea. 
Es decir, si tenemos ocho horas para realizar una tarea que normalmente lleva dos horas, nos va a tomar ocho horas.



Si por el contrario tenemos una tarea que en condiciones normales tomaría ocho horas, y por alguna razón ahora solamente tenemos dos horas disponibles, el trabajo o tarea tendrá la capacidad de comprimirse para que tome las dos horas que teníamos disponibles.




3. La técnica de Pomodoro


La técnica de Pomodoro ha sido una táctica muy efectiva que me ha permitido mantener el cauce trabajando solo desde casa, sin un jefe que me vigile.
Consiste en trabajar de a intervalos de 25 minutos con descansos de 5 minutos en el medio. Eso da un total de 30 minutos por intervalo.




Para aplicar el método se necesita un temporizador (timer) que suene una vez terminados los 25 minutos. Para eso está bueno usar un timer de cocina, y es por eso que la técnica lleva este nombre: por los temporizadores con forma de tomate que se utilizan en las cocinas.




Eso quiere decir que en 2 horas podemos hacer 4 pomodoros seguidos, con tres descansos de 5 minutos cada uno. 
Si en una mañana logro hacer 4 pomodoros seguidos, doy el día por exitoso y por lo general lo decreto concluido.
La clave para hacerlo bien es trabajar en un estado de enfoque 100% durante esos 25 minutos y sin distracciones.

Eso quiere decir:



En este video les cuento más  en detalle como aplico la técnica de pomodoro. Hacer CLICK AQUÍ para ver en mayor tamaño.


Para evitar tentaciones y distracciones, cuando hago un intervalo de Pomodoro apago el celular, y hasta desconecto el WiFi y trabajo offline.


Esas son 3 de mis tácticas secretas para poder ser más productivo y poder tener una vida social a parte del trabajo.

Aprende a utilizar cada una por separado, domínalos y recuperaras tu vida. 
Nos vemos por las playas del mundo : )



Artículos relacionados que te pueden interesar:


/2017/06/paretto-parkinson-pomodoro.html

informe de  http://www.rubiamala.com/2017/06/paretto-parkinson-pomodoro.html

¿Quien más está harto de no tener tiempo para nada...

RUBIA MALA DE LA MODA: ¿Quien más está harto de no tener tiempo para nada...: 3 Italianos me han ayudado tener más tiempo libre y recuperar mi vida por Gaucho Zen Cuando comencé a trabajar desde mi casa me...

3/6/17

EL PODER DEL PENSAMIENTO

“Tanto si piensas que puedes, como si piensas que no puedes, estás en lo cierto”

“Tanto si piensas que puedes, como si piensas que no puedes, estás en lo cierto”  Henry Ford

No nos engañemos, la decisión de emprender no es tarea fácil pero… ¿realmente somos conscientes de que en muchas ocasiones nosotros mismos nos “boicoteamos” emocionalmente en esa toma de decisiones?
“La “cosa” está muy mal… No se quién me va comprar mi producto/servicio… No tengo experiencia… Necesito mucho dinero para emprender… Es difícil emprender en estos momentos… “
Es posible que algunas de estas expresiones resuenen en nuestro entorno, incluso que alguna de ellas haya formado parte de nuestro vocabulario en alguna ocasión.
Al final, se convierten en motivos y/o excusas que “nos” ponemos para justificar la situación que vivimos y con el tiempo, lo que ocurre es que empiezan a formar parte de nuestra manera de pensar y sostienen nuestros comportamientos configurando nuestro sistema de creencias.
Las creencias, son las ideas que tenemos sobre el mundo, sobre nosotros, sobre el futuro y que terminan creando un montón de suposiciones en nuestra cabeza que condicionan nuestra actitud y en definitiva, las decisiones que tomamos.
Y… ¿cómo influyen las creencias a la hora de emprender?
Las creencias en el emprendimiento no están ahí por casualidad, forman parte de las experiencias y aprendizaje que hemos tenido a lo largo de nuestra trayectoria personal o profesional, así como de las experiencias y aprendizajes que nuestro entorno nos traslada y que, en ocasiones, adoptamos para nosotros como ciertas.
Estos pensamientos pueden ser aceleradores o frenos en la toma de decisiones para emprender. Una creencia positiva se puede convertir en un pensamiento potenciador con resultados extraordinarios. Una creencia negativa puede convertirse en un verdadero obstáculo a la hora de poner en marcha nuevas acciones para lanzarme a la aventura del emprendedurismo.
La buena noticia es que esas creencias negativas que nos limitan a conseguir nuestros objetivos profesionales se pueden transformar en potenciadoras en el momento en que somos conscientes de qué diálogo tengo conmigo mismo a la hora de ponerme en acción y como actúo en base a lo que me estoy diciendo.
No es fácil debido a que muchas veces los pensamientos que nos trasladan las creencias son automáticos y casi impredecibles, sin embargo es fundamental empezar a escucharnos y permitirnos analizar qué impacto están teniendo esas palabras en mis acciones.
Ser conscientes es la base del cambio de creencias.
Y cuando ya me empiezo a dar cuenta de esos mensajes… ¿qué puedo hacer?
Hay muchas pequeñas acciones por las que podemos empezar:
_ Cambiar el lenguaje, escribir parte de ese dialogo que tengo conmigo mismo y “darle la vuelta” para que al decírmelo me motive a iniciar otras acciones diferentes de lo que he hecho hasta el momento.
Por ejemplo: En vez de decir “No tengo la experiencia suficiente”, repítete cada día “Cuento con los recursos necesarios para empezar y también con la energía para aprender nuevas herramientas”. En vez de pensar o decirte “No lo voy a poder hacer” cámbialo por “Si que puedo hacerlo” o “Con esfuerzo y constancia lo conseguiré! “.
Se trata de alimentar a tu cerebro de esas frases que te van a empujar a conseguir lo que quieres. Esto no deja de ser una toma de conciencia, como ya hemos comentado antes, de lo que nos decimos con el fin de empezar a crear unos pensamientos diferentes, que me generen emociones diferentes y que me lleven a la acción.
_ Trabajar en el autoconocimiento, valorar tus recursos, tus capacidades, tus logros… ya que conocer tus aptitudes te ayudará a ganar seguridad y a afrontar tus comienzos desde el empoderamiento y la positividad.
Una herramienta sencilla para empezar a trabajar el autoconocimiento podría ser hacer un listado de qué cosas que se me da bien hacer y otro de las cosas que considero que puedo y quiero mejorar. Una vez tenga los listados y con el fin de poner en acción pequeños pasos para la mejora y la evolución personal y profesional, de cada una de las cosas que haya puesto en la primera lista (lo se me dan bien), escribiré una acción concreta para potenciarla y darle visibilidad y de la segunda lista (cosas a mejorar) lo mismo pero marcando acciones que me van a llevar a corregir esas pequeñas debilidades que tengo.
No es necesario que pongas en acción todas esos pasos que hayas escrito, elige uno de cada listado y empieza a trabajarlo diariamente hasta que se convierta en un hábito y forme parte de tu día a día de manera natural.
Que no se te olvide que los pequeños pasos son los que nos llevan a conseguir grandes resultados.  
_ Hacer un listado de contactos, de personas que pueden ayudarme en este proceso (y pedir ayuda), de posibles clientes potenciales para comprobar hasta cuántas personas puedes llevar lo que ofreces inicialmente (independientemente de que luego puedan serlo o no), ir a eventos donde se pueda practicar networking con el fin de obtener un feedback de tu propuesta de valor, investigar sobre cosas diferentes a lo que he hecho hasta ahora, leer y seguir formándome (hay miles de recursos gratuitos para empezar a conocer nuevas herramientas y fórmulas para emprender), poner imágenes en una cartulina de las cosas que me gustaría tener y conseguir, cerrar los ojos y empezar a verme en ese trabajo soñado…
Existen infinidad de pequeños pasos que se pueden dar para cambiar las creencias limitantes por potenciadoras, lo que es indudable es que el primero que tenemos que poner en acción es querer hacerlo.