El Liderazgo Verdadero El líder del futuro será una persona espiritual, con un sentido de lo colectivo, una mirada interna, y dará especial relevancia al aprendizaje por experimentación.
Alfredo Sfeir Younis
Hay muchos tipos de liderazgo: autocrático (yo mando), participativo (yo soy parte de), condescendiente (yo sé más que tú), transformacional (yo soy porque tú eres y tú eres porque yo soy), espiritual (somos más que materia), político (yo tengo la solución), religioso (yo creo…), corporativo (yo gano), carismático (yo siento), innovador (yo alcanzo), servicial (yo soy para ti).
Así también, hay muchas circunstancias de las que nace el liderazgo; es decir, el liderazgo en el siglo XXI será muy diferente al del pasado (son otras las reglas de oro que definen la evolución y transformación de la humanidad). La alquimia será diferente. A pesar de todo ello, hay elementos universales del liderazgo.
En la era de Piscis, que ya terminó, la regla de oro era “en tanto yo sé, en tanto actúo”. Es decir, se sitúa al saber como pilar del liderazgo. Y fue así como el sistema laboral se estableció sobre la base de la contratación de los llamados expertos, de las personas que poseían títulos universitarios, y de profesionales que tenían las especialidades requeridas. El peso relativo del saber era muy poderoso.
En la era que acaba de nacer, la era de Acuario, esta regla de oro cambia, y es “en tanto yo me auto-realizo, o en tanto yo tengo la experiencia de, en tanto actúo”. Los procesos de auto-realización y la experiencia humana se convierten en las bases de este nuevo liderazgo.
Esto no significa que el saber no sea importante, pero al abrir la perspectiva, este ya no representa la prioridad máxima.
El liderazgo es un atributo necesario, tanto individual como colectivo, que representa una experiencia para que todos auto-realicemos lo que vinimos a “HaSer” en este Planeta Tierra. El liderazgo es el proceso y el camino (nuestro y de otros) a través del cual administramos cosas y aunamos-orientamos-inspiramos personas hacia el alcance de una visión (inmersa en una realidad) y con un propósito común. El liderazgo es una energía multidimensional y universal que envuelve origen, propósito, lenguaje, movimiento, comportamiento, esfuerzo, atención, concentración, trayectoria, dirección, transformación, realización y destino. El liderazgo es el vehículo para llegar a un punto de encuentro con uno mismo y con todos, a través del tiempo y del espacio que nos pertenece a todos por el simple hecho de existir.
¿El líder nace o se hace?
Ambos. Es un error del intelecto distinguir entre un líder que nace o se hace. Quien ve esa diferencia no ha tenido la oportunidad de auto-realizar la vida. El que “nace” líder es aquel que ya fue líder en una vida anterior y que, por lo tanto, ha acumulado los atributos de liderazgo. El origen de ese liderazgo se remonta a una vida pasada. Es por eso que se puede percibir como un líder nato hoy, en el presente.
El futuro es la era de la auto-realización, donde se pasará de lo material a lo espiritual, de lo individual a lo colectivo, de lo externo a lo interno, del saber a la experiencia.
Pero el liderazgo como atributo por auto-realizar, como una experiencia por tener, como un camino por caminar, como una energía por desarrollar, o como un vehículo por conducir, para dar algunos ejemplos, tiene un comienzo, tiene un origen y, por lo tanto, se puede desarrollar. Un líder siempre se hace: es el resultado de la acción, realización y acumulación de una experiencia de vida antes o después de hoy.
No hay prescripciones para ser un líder.
¡Es muy importante que aquellos que sienten que no son líderes natos comiencen ahora!
Mi propia experiencia de liderazgo
Muchas veces en mi vida he ejercido el liderazgo, en su definición más conocida. Dentro de mi familia, en el colegio (presidente de curso), en la universidad (presidente de la escuela de economía), en mi profesión (economía espiritual, economía sustentable), en la política (candidato a presidente), en mi mundo interno y espiritual. Lo que más me ha satisfecho ha sido mi liderazgo interno y espiritual.
No es nada fácil, pero muy transformacional. El liderazgo no siempre ha sido una tarea fácil, pues trae consigo muchos momentos de soledad.
En algunas situaciones, he sido líder nato (he sentido que puedo liderar de modo espontáneo, sin tener que esperar un proceso) y en otras, he tenido que aprender rápidamente. Pero aún hay situaciones en que tengo que aprender desde cero. Las dimensiones del liderazgo me han indicado un camino desconocido o me han puesto en lugares que culturalmente demandaban otras maneras de liderar (cuando trabajé en el África franco parlante).
¿Qué características debiesen tener los líderes del futuro?
Es una pregunta simple con un trasfondo complejo, ya que pareciera que hay elementos y atributos de carácter universal, que no están afectados ni por el tiempo ni por el espacio.
Sin embargo, hay otros que nacen, se nutren y dan frutos en respuesta a la visión y situación de futuro.
Es obvio decir que el futuro será diferente al presente y al pasado, ¡Por lo tanto, uno debería crear, fortalecer y transformar formas de liderazgo que estén acorde con esa visión de futuro como un tiempo donde se hacen efectivos los cambios!
Respecto a atributos que parecieran ser universales (a pesar de que habría que definirlos claramente y también auto-realizarlos), se podrían mencionar los siguientes: el líder se caracteriza por su honestidad intachable, gran dosis de creatividad, fuerza y sustentabilidad. Tiene autoestima, gran confianza en sí mismo y los demás, pues esta implica un gran compromiso individual y colectivo. Posee un humor especial, particularmente en momentos difíciles. Es un gran maestro en las verdaderas comunicaciones, tiene un carácter y comportamiento inspirador. Es realista y capaz de definir la realidad, abraza con naturalidad el cambio, posee un liderazgo interno y externo, alcanza un alto nivel de consciencia individual y colectiva, es arquitecto del cambio y no una víctima del cambio.
El futuro es la era de la auto-realización, donde se pasará de lo material a lo espiritual, de lo individual a lo colectivo, de lo externo a lo interno, del saber a la experiencia, de una naturaleza muerta y poco inteligente a una naturaleza viva e infinitamente inteligente.
En síntesis, el líder del futuro será una persona espiritual, con un sentido de lo colectivo, una mirada interna, y dará especial relevancia al aprendizaje por experimentación, lo cual requiere conexión con la naturaleza.
Los verdaderos líderes deberán ser capaces de mostrar el camino hacia un destino colectivo, entendiendo la consciencia humana y la de todos los seres vivientes como una unidad inseparable.
Por lo tanto, los líderes no serán sólo personas que “saben” (el saber), sino además personas que son “auto-realizadas” (la sabiduría). En este mundo sin fronteras, los líderes serán seres globales: “que tienen la habilidad de transformarse en el otro sin perder su propia identidad”.
La gramática de un líder auto-realizado
Como parte de la visión de un líder y de cómo baraja sus intenciones dentro de ese liderazgo, son muy importantes su lenguaje y sus formas de comunicación. El lenguaje debe ser “correcto” en el sentido de que sus palabras representan realidad, confianza, compasión, amor… y no denotar falsedad, insultos, rabia, desesperación, incomprensión, desesperanza… No puede un líder, a través de su lenguaje, crear efectos negativos en las personas que está liderando.
“ El líder se caracteriza por su honestidad intachable, gran dosis de creatividad, fuerza y sustentabilidad.”
Esta es la era de las comunicaciones, y la palabra del que ejerce un liderazgo debe nutrir una gramática nueva; una gramática que es individual y colectiva, interior y exterior, material y espiritual. Estas dimensiones construyen finalmente una gramática social poderosa y transformacional, la cual es un instrumento eficaz para sustentar un camino, un horizonte, una humanidad, y una conexión única con todas las formas de vida que existen en el planeta.
Hay un nuevo despertar en nuestro planeta. Hay cambios vertiginosos como consecuencia de los niveles de consciencia que estamos alcanzando. Un líder de hoy no puede estar ciego ante el cambio, ignorar el cambio, estar contra el cambio, o ser una víctima del cambio. Un verdadero líder acuariano es un arquitecto del cambio. Y para ello, se empapa de su historia y de la de todos nosotros; entiende el origen y el destino de este cambio; y tiene el coraje y el compromiso de acompañarnos en estos procesos de cambio. El líder camina con nosotros, no detrás ni adelante, y cuando llegamos a la meta, el líder decide pasar último el portón de la vida.
Un verdadero líder no se ve ni se siente. Un verdadero líder no se jacta de sus éxitos. Un verdadero líder no tiene una presencia agresiva. Un verdadero líder es un gran ser que conoce la magnitud de sus espacios espirituales y nos lleva a todos de la mano. La coherencia se transforma en el equilibrio que todos andamos buscando. La paz es su instrumento más poderoso. Su versatilidad es la luz que alumbra su camino y el de todos.
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