GRUPO BAMBU
22/11/14
De vender empanadas a dar conferencias por todo el mundo
ALVARO VIDELA, EXITOSO EMPRENDEDOR DURAZNENSE
De vender empanadas a dar conferencias por todo el mundo
Álvaro Videla es un joven duraznense que salió al mundo a buscar un mejor futuro y, con esfuerzo y trabajo, lo supo conquistar.
Walter Fumero | 22/11/2014
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Álvaro esperaba el metro en uno de sus tantos viajes
En varias oportunidades compartimos en estas páginas algunas noticias de Álvaro, pero en aquel momento sobre sus inquietudes musicales y sus toques, que realizaba junto con su hermano con el grupo que llamaron Placebo. Hoy, unos 8 o 9 años después, nos volvimos a encontrar. En este tiempo, un día nos enteramos de que estaba en China. «¿Qué estaba haciendo en China?» fue nuestra interrogante, pregunta que le hice al reencontrarnos. «No, ahora, estoy en Zurich (Suiza)», respondió, lo que despertó más aún mi interés. Su historia de vida es tan rica e interesante que vale la pena compartirla con ustedes.
AUTODIDACTA
Con veinte y tanto años, Álvaro y su señora, Silvana Fernández, se dedicaban a hacer comidas caseras: ravioles y, sobre todo, empanadas, que vendían de puerta en puerta, pero un día llegó el momento de salir a buscar trabajo y tomó la decisión de irse a la capital del país, como otros tantos jóvenes.
«Siempre me había gustado la idea de las computadoras, pero nunca pude estudiar ni trabajar profesionalmente con ellas. Así que mi plan fue pedirle a una tía de mi señora, que vivía en Estados Unidos, dos libros particulares de ciertos lenguajes de programación que yo consideraba que tenían futuro en aquel entonces, y me los mandó. Como no tenía Internet, iba con disquetes al cyber, buscaba lo que precisaba, ponía “quiero hacer ‘x’ cosa”, lo guardaba en el disquete y volvía a casa a trabajar. A veces, estaba roto y otra vez al cyber, y así hasta que fui aprendiendo», recordó.
«Mi objetivo, a finales de 2006, era conseguir una entrevista de trabajo en Montevideo, pero, al menos, concurrir con un programa que demostrara lo que yo sabía hacer. Hice un programa con el mapa de Durazno, una especie de Google Maps, que se podía ubicar comercios en Durazno, y con él fui a una entrevista que me consiguió un amigo. Presenté el currículum que, en definitiva, lo único que tenía era el liceo terminado y mi programa. Incluso tuve que pedirle prestado a un amigo para comprar un celular para que me pudieran llamar; es más creo que es la primera llamada que recibí. Me toman y en la primera semana me dice: “Mirá, Álvaro, me gustó tu actitud en la entrevista, pero se nota que no sabés nada. Está este libro de programación más avanzada, me gustaría que, en una semana, lo leas y sepas un poco más para poder trabajar con nosotros. Así fue, me leí el libro y a la semana fui a trabajar. Pero al poco tiempo, por reestructuras, sacaron a 50 empleados y, entre ellos, a mí», contó; pero Álvaro siguió intentando, estuvo en otras empresas y luego volvió a la primera, «ya que buscaban personal para una tecnología que nadie conocía en Montevideo y era justo uno de los dos libros que yo había estudiado, que me mandaron de Estados Unidos. Lo hablé con mi señora y decidí arriesgarme y me fui a esa empresa nuevamente y comencé a trabajar. Cuando terminé mi proyecto, en ese proceso, vi que habían muchas cosas tecnológicas en el mundo, que acá no existían, así que me interesé por todo eso. Esto significaba leer libros en inglés, informarte en inglés, también, en Internet. No sabía casi inglés, pero aprendí con canciones de Led Zeppelin, traduciéndolas al español.
En un momento, empecé a ver qué oportunidades había afuera del país, y surgió lo de China. Había una oferta de trabajo justo en el lenguaje que yo utilizaba. Eso significaba irse del país, hacer un montón de papeleos, pero la empresa se interesó y se encargó de todo, así que emprendimos el viaje», expresó.
ATADITO CON ALAMBRE
Álvaro contó que el trabajo era en una empresa alemana, en la que se comunicaban en inglés, y sus empleados eran chinos. La empresa tenía unos 50 empleados y administraba un sitio que llegaba a tener hasta 18 mil usuarios conectados al mismo tiempo. «En mi proyecto trabajábamos unos 15 y empezamos a ver la tecnología Rabbit. Me pareció que era el futuro y la manera de destacarme dentro de la empresa, además, afuera lo de “atadito con alambre” es super útil, porque te ven como una persona que resuelve problemas.
Al tiempo, me nombraron encargado del equipo, luego, encargado del proyecto y, como seguí trabajando en el tema, comencé a escribir un libro y, a partir de ahí, me comenzaron a invitar a dar conferencias. Pero las cosas no se hacen solas, el apoyo de mi señora, la familia, mi madre que siempre creyó en mí, eso hicieron que me siguiera adelante, porque la base está», afirmó.
POR AYUDAR A LOS DEMÁS
Álvaro indicó que para él, en el aprendizaje, es fundamental ayudar a los demás. «En la empresa veía que se precisaba hacer “x” cosas y que, si en vez de poner un parche creaba la solución al problema y le explicaba a los demás como lo hiciste, qué tecnología utilizabas, se solucionaba mucho mejor. Yo digería los libros sobre el tema “x” y les daba un curso sobre eso, porque mi idea siempre fue tener un mejor ambiente de trabajo para mí. Si yo no lo mejoro o ayudo, no lo logro, porque además estos trabajos son supercolectivos, si una parte falla, falla todo el sistema», indicó.
Con ese mismo pensamiento, el duraznense escribió el libro RabbitMQ, tecnología que permite qué sistemas programados en diferentes lenguajes o plataformas, como Linux, Window, Mac, entre otros, se puedan conectar entre sí.
«Cuando la última crisis en Estados Unidos, los grandes bancos de Nueva York crearon este protocolo, que habla de esa tecnología. Esta tecnología RabbitMQ es una implementación de lo que esos bancos crearon, también existen otras», agregó.
«Lo que me pasó, que, como yo conocía el lenguaje de programación en el que estaba hecho, en los foros en Internet siempre sabía las respuestas a las preguntas que hacían, hasta que un día pregunté si no había nadie escribiendo un libro sobre esto, y me respondieron que no, así que decidí hacerlo, más que nada pensando en ayudar, en resolver un problema, más allá de que sé que tener un libro en estos temas es un muy buen currículum», puntualizó.
UNA GRAN PUERTA AL MUNDO
El libro se convirtió para Álvaro en una gran puerta al mundo. Tras su publicación, ha sido invitado a dar conferencias en más de 150 ciudades, con lo cual ha visitado más de 35 países. «Son conferencias que se organizan mundialmente. Se hacen llamados, uno presenta el currículum, el tema y, entre miles, se seleccionan. Después que das una conferencia, si interesa, enseguida comienzan a invitarte de otros lados. De acuerdo al interés, son más las conferencias que te invitan», manifestó, y reiteró que la primera que realizó fue en China y, luego, en París.
«Para nosotros fue muy significativo ir a París, fue volver a comer pan de verdad, tomar agua de la canilla, ver el cielo azul, cosas que, en China, es imposible, así que, después de ese viaje, decidimos con mi esposa ir a vivir a Europa.»
TRANQUILOS EN SUIZA
«En una conferencia, en Berlín, un alemán que estaba trabajando en Suiza —que ya me conocía—, me invitó a trabajar con ellos, así que mandé el currículum y finalmente luego de varias idas y venidas pude ir a vivir allá, donde estamos desde hace unos cuatro años.
Allí sigo trabajando en programación, y desde el 2012 en una empresa muy importante que tiene 11 mil empleados, y que además compró la tecnología de la que escribí el libro y sigo dando las conferencias.»
Sobre su futuro, dijo que por ahora están muy tranquilos en Suiza, «esperamos estabilizarnos allí, estamos muy bien y nos gusta mucho por la mezcla de culturas, se consigue la misma comida de acá, se vive muy bien, es muy saludable y son muy ecológicos. Por ahora, no nos vamos a mover de ahí.»
Publicado por El Acontecer Diario
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